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It’s Fantasy Economy! Some Expert Views on What Should Happen Next

Noam Chomsky and José Santana

Hoy, October 11, 2008

Los orígenes inmediatos de la actual crisis financiera en los Estados Unidos, descansan en el derrumbamiento de la burbuja supervisada por Alan Greenspan, quien por muchos años dirigió las Reservas Federales y sostuvo una economía afligida que se agravó durante la administración Bush. Este proceso de aflicción se fundamentó en deudas para gastos de consumo y endeudamiento externo.

Obviamente esta situación era insostenible y como resultado la burbuja explotó bruscamente, desplomando el valor de los bienes raíces. Debido a que el crédito estuvo también basado en valores hipotecarios, el resultado ha sido el congelamiento del mismo, generando así la gran amenaza, de sumir la economía norteamericana en la más desastrosa depresión.

Pero las raíces de este fenómeno son aun mucho más profundas. Un elemento sustancial de esta crisis es que la misma es el resultado de la implementación de la liberalización financiera durante los últimos 30 años. Esta liberalización neoliberal aumentó las frecuencias y profundidades de las crisis financieras en EU y el mundo, aunque la crisis actual es muchas veces más severa.

Era previsible que un reducido sector cosechara enormes ganancias con la liberalización financiera, un pequeño y grupo que ahora implora por una intervención estatal que rescate las instituciones financieras del desplome.

Riesgos y ganancias

Aquellos que están familiarizados con la funcionalidad de las economías capitalistas, saben muy bien que ellas operan extensamente bajo el principio de que los costos y los riesgos deben ser socializados, mientras que las ganancias deben ser privatizadas.

Esto es cierto en los mercados financieros y lo es también en la totalidad de la economía. Las economías desarrolladas dependen en gran medida de un estado que opera dinámica y efectivamente, promoviendo la innovación y el desarrollo, elementos que son de crucial importancia, pero vistos marginalmente por los proponentes del neoliberalismo. Esta dinámica es parte de la doctrina, un principio operativo de quienes han acumulado riquezas y privilegios durante cientos de años: la disciplina del mercado está bien y debe ser aplicada a las mayorías, a las clases medias y pobres, mientras la minoría enriquecida y privilegiada debe recibir la protección del Estado cuando se advienen los estragos del mercado.

Es sabido que los mercados son ineficaces y una de las razones es la de que las transacciones del mercado nunca toman en consideración los costos de aquellos que no participan en ellas, esas son “externalidades” y suelen ser inmensas. Esto es particularmente cierto en los mercados financieros. Las instituciones financieras están supuestas a tomar riesgos, y de hecho calculan sus riesgos, pero no el de los demás, porque los riesgos sistémicos son ignorados como externalidades. El resultado es que la toma de riesgo para los demás es devaluada y cuándo viene la crisis, los costos son transferidos al público bajo el principio de la realidad existente en los mercados (really existing markets).

Boeing

No es casual que Bill Clinton escogiera a Boeing como modelo para su nueva visión del futuro del mercado libre. Un buen ejemplo de este principio de realidad existente en el mercado (really existing markets) es la producción de aviones comerciales, que actualmente están en las manos de dos corporaciones, Boeing-McDonald y Airbus, cada una de ellas le debe la existencia y éxito al enorme subsidio público que recibieron. El mismo parámetro prevalece para las computadoras y electrónicos, la automatización, la biotecnología, las comunicaciones; de hecho, para casi todos los sectores dinámicos de la economía. Sectores que han sido exitosos debido a la incalculable y cuantiosa inversión estatal que presidió su existencia. Lo mismo representa el Internet para Microsoft.

Como podemos advertir, las ineficiencias del mercado son prevalecientes y especialmente dramáticas en el caso de los mercados financieros.

Totalitarismo

En la presente crisis, las propuestas iniciales del Presidente George W. Bush contenían un totalitarismo que debió ser modificado rápidamente. Bajo una intensa presión de cabildeo la propuesta fue modificada de forma tal que según el propio James Richards, del Wall Street Journal, representara “una clara victoria para las instituciones más grandes del sistema, una forma de desechar recursos sin tener que fallar o cerrar”.

Existen alternativas contra los sueños, aspiraciones y deseos de los cabilderos de Washington, pero solo serían alternativas posibles si la población norteamericana pudiese hacer algo más que solo decir: “No”.

Aun en las dictaduras, la furia popular puede dificultar la acción del Estado. En un sistema político auténticamente funcional, las organizaciones populares estarían llevando hacia adelante sus ideas y sus planes, exigiéndole a sus representantes que las apliquen. Pero en los Estados Unidos y otras naciones desarrolladas del mundo existe una democracia muy limitada, en la cual el papel de la población es la de ser simples espectadores. En la nación más ponderosa del planeta, la población tiene el derecho a escoger un candidato cada cuatro años, pero para lo demás debe permanecer pasiva y obediente, mientras las decisiones son tomadas por los representantes políticos que dirigen el negocio de las dos facciones alternativas.

Naturalmente, la población norteamericana está en total desacuerdo con sus representantes. Según los sondeos, el 95% de la población cree que el gobierno debería prestar más atención a la opinión pública, el 80% cree que el gobierno es dirigido por unos pocos, con grandes intereses en beneficio de sí mismos y no en beneficio de las mayorías. Obviamente, la prensa norteamericana, que es parte del negocio, muy sabiamente no publica esos sondeos y es así como la mayoría de la población se ve a sí misma aislada en sus puntos de vistas y opiniones.

Rescate

Sabemos que el intento de rescate financiero ha sido implementado y está en marcha porque las élites nunca contemplaron otra posible alternativa. Los analistas informados están y estuvieron divididos sobre el resultado inmediato del rescate federal ante la crisis. Las causas fundamentales de la crisis no fueron atendidas, tampoco ha sido atendido el carácter radicalmente antidemocrático de los sistemas económicos diseñados por aquellos que predican las maravillas del mercado y la disciplina con que debe ser regulado — no para ellos, sino que para otros.

Nadie sabe con certeza hasta dónde llegaremos. Algunos economistas sumamente respetados, como Nouriel Roubini, quien ha tenido una notable trayectoria de predicciones económicas, cree que las economías financieras y corporativas están en medio de un “paro cardíaco”.

Otros piensan que pasará — aunque dejando intactos la mayor parte de los problemas fundamentales. El consenso generalizado es que, sin lugar a dudas, esta es una crisis global y que el Wall Street que existió por décadas ha sido aniquilado.

La cifra

95% de la población cree que el gobierno debería prestar más atención a la opinión pública, el 80% cree que el gobierno es dirigido por unos pocos, con grandes intereses en beneficio de sí mismos y no en beneficio de las mayorías.